Después de Rosario II

sábado, 11 de octubre de 2008

Diciembre, 2, 2005
Cecilia:

Desde hace mucho tiempo organizamos encuentros por fuera de la facultad. En principio hicimos los famosos (en mar del plata) coloquios. En ellos se elegía un tema o, mejor aún, un filósofo y cualquiera (tanto estudiante como profesor) exponía sobre ese tema. Una de las características principales de los coloquios era una gran ronda que se formaba en la cual tanto expositores como publico estaban en esa misma ronda sentados en sillas de igual tamaño. Las discusiones se daban de una forma más pareja, es decir, no jerarquizadas.

Desde marzo de este año organizamos un Curso de Pensamento Contemporáneo que fue ideado como una especie de cátedra paralela ya que en nuestra carrera Contemporánea tiene una línea analítica y pragmática. Como a muchos de nosotros nos interesa conocer más temas y filósofos contemporáneos convocamos a docentes y graduados a exponer trabajos. El resultado fue muy positivo ya que no sólo tuvimos expositores del ámbito de la filosofía sino también un psicoanalista, un historiador, una licenciada en letras, etc. Eso dio mucha apertura a los debates y mucha riqueza al curso. El año que viene estamos pensando hacer un curso sobre Renacimiento y siglo XIX que tampoco se ve en la carrera.

Con respecto sobre algún aporte sobre una filosofía más aplicada a lo social yo puedo recomendar un trabajo de Arturo Roig que expuso en las V Jornadas Nacionales Agora Philosophica llamado “Democracia participativa, dignidad y utopía”. Calculo que todavía esta ponencia no fue publicada. En cuanto la tenga en mis manos te la envío solo como sugerencia, quizás pueda serte útil. Esta ponencia fue muy significativa para algunos estudiantes que la escuchamos ya que defiende la democracia participativa que nosotros defendemos funcionando como asamblea. Pero lo más importante fue que Roig habló de una experiencia personal que vivió en Venezuela donde el congreso en el que estaban participando filósofos de todo el mundo Chavez no los dejó exponer sus trabajos sino que los hizo salir a la calle a charlar con gente del pueblo. Las conclusiones del Congreso fueron excelentes, los filósofos europeos, que al principio estaban muy ofuscados por no poder leer sus trabajos, querían implementar este modalidad en sus congresos. En ese mismo momento, en el que Roig exponía estas ideas, nosotros estábamos tomando el rectorado (repartiéndonos el tiempo entre la toma y el congreso) y los pescadores estaban en la esquina misma del congreso manifestándose; de eso no se habló en el congreso. Por eso mismo creo que nuestro encuentro tiene que incorporar este aspecto de lo social dentro de sus tareas, es decir un contacto directo, práctico y a su vez reflexivo de lo social.

Saludos,
Paula (asamblea de estudiantes de filosofía -Mar Del Plata-)

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